Sobre EMO2C

Según Eurostat, en octubre de 2020 había 3,1 millones de jóvenes (menores de 25 años) en paro en la UE (una tasa del 17,5%). Estas cifras adquieren un tono dramático en países mediterráneos como España, donde la tasa alcanza el 40,4%, o más del 30% en Grecia o Italia, mientras que Lituania (27,1%) también sufre esta lacra por encima de la media de la UE (17,5%). Se trata, en cualquier caso, de una cifra peligrosa y especialmente inaceptable para un grupo de población tan importante. Estas cifras son aún más duras entre los jóvenes poco cualificados, muchos de los cuales se incorporaron al mercado laboral en medio de la recesión económica de la pasada década y ahora sufren los efectos de la pandemia del Covid 19.

Se trata, por tanto, de un segmento de población desfavorecido que, por determinadas razones, ha quedado fuera del sistema educativo con una cualificación inadecuada. O bien, no han podido incorporarse al mercado laboral, o han quedado fuera por circunstancias socioeconómicas. En ese contexto, corren el riesgo de perderse en el mercado laboral y quedar en situación de exclusión social. No se trata de «Not in Education, Employment, or Trainings» (NEETS), porque sí tienen el deseo y la intención de trabajar, pero por razones económicas, familiares o sociales han quedado fuera del sistema. Aquí es donde entran en juego las Escuelas de Segunda Oportunidad.